Last Living Souls
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Sophisticated mood swings ▬ Jeanette

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Mensaje por Invitado Miér Abr 20, 2016 12:11 am
Sophisticated mood swings
A pasos agigantados, casi trotando en sus tacones, se abría paso entre la multitud de personas buscando la salida del centro de convenciones. No podía estar ni un minuto más en el mismo lugar que él ni respirar su aire tampoco; sus comentarios misóginos, racistas e ignorantes le enfurecían pero tuvo morderse la lengua y no decir nada para no pasar un trago amargo como Megyn Kelly. Pobre chica, la compadecía por tener que haber soportado la furia de Donald en las redes sociales. Nunca nadie estaba disponible para cubrir una conferencia de él pero al no tener ninguna asignatura pendiente, su jefe la mandó al último lugar en el que quería estar.

Suspiró exageradamente cuando se encontró a las afueras del edificio y desprendió el botón electoral que había en su blusa, arrojándola en un cesto que estaba cerca. Por suerte, esta sería la última vez que hacía este tipo de trabajo, ya que había puesto su carta de renuncia ante el directo del NY Times días atrás. Adoraba su faceta de periodista investigativa, aprendió mucho de muchas cosas pero adoraba más el contenido de su Biblia: la Cosmopolitan. Aplicó para un puesto, hizo una entrevista y fue aceptada en un puesto como redactora junior en el área de modas pero empezaría hasta el verano, así que se tomaría unas buenas vacaciones mientras tanto.

Se acercó a la orilla de la acera y alzó su brazo, parando un taxi con un silbido. Very New York. Se montó y le dio la dirección del restaurante de Jeanette al chofer mientras le enviaba un mensaje a la rubia, avisándole que iba en camino. Estaba que se moría de hambre y no le daba lastima pagar una cuenta de casi $100 dólares cuando se trataba del salmón rosado a la parrilla que tanto le recomendó el chef pero también era un pretexto para verla y conversar un poco con ella. Le pagó al chofer lo que el peaje le cobró y se bajó del taxi, acercándose a la entrada del restaurante, siendo recibida por el capitán cuando entró. —Hola, Olivier.— Saludó cordialmente al francés de pelo canoso quien le regresó el saludo con la leve sonrisa mientras la guiaba a la mesa en que la habitualmente se sentaba. Le gustaba cerca de la ventana porque así curioseaba el exterior. Pidió una copa de vino Rosé al sentarse en lo que esperaba que su amiga apareciera mientras tanto se distraía revisando unas cosas en su móvil.
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Mensaje por Invitado Lun Abr 25, 2016 1:13 am
Sophisticated mood swings
Otro hermoso día de trabajo, habían pasado tantas cosas bonitas en estos días, pero principalmente estaba el hecho de la organización de mi boda, ya había ido a ver el lugar y las decoraciones junto con Fleure, la habíamos pasado increíble y encontramos el lugar perfecto para el día más memorable de mi existencia, también ya había hablado con Manu sobre buscar el vestido, ambas nos casaríamos y quien mejor que mi mejor amiga para salir en búsqueda de nuestros vestidos de boda, todo estaba marchando a la perfección, parecía como si mi vida cada vez se pusiera mejor, claro que habían pasado momentos malos, pero prefería olvidarlos que seguirlos recordando, ahora solamente podía pensar en las cosas buenas, lo cual según las palabras de mis trabajadores era muy notable, ya que me la pasaba sonriendo o tarareando todo el día mientras trabajaba, parecía andar el doble de mejor humor que de costumbre, y vaya que eso era decir mucho si consideraba que la mayoría de las veces lo estaba.

Estaba supervisando el área de los platos fuertes, donde se preparaba cualquier platillo que incluyera alguna carne en el, era lo más vendido en el restaurante, ya que teníamos unas de las mejores recetas para cada uno de ellos, algunas eran mías especiales, mientras que otras de parte de mi madre, había algo en esas recetas que hacían que todo el mundo las prefiriera, aunque era de esperarse cuando le poníamos las mejores combinaciones, y además me encargaba de contratar a los mejores chefs para que las realizara; Probé uno de los platillos del día, sin saber que mi rubia amiga venia en camino, hasta que decidí tomar el celular, sorprendida al darme cuenta que tenía 20 minutos de haberme llegado un mensaje de Nirvana, avisándome que venía en camino, lo más seguro era que ya estuviera aquí, así que salí con rapidez del área de cocina, dejando el mandil y lo demás que me había colocado para pasar ahí, y comencé a caminar hacia su mesa preferida.

Verla ahí sentada me traía muchos recuerdos, de aquel día en que la había conocido, justo en este lugar, jamás podría olvidar el problema que se ocasiono ese día,  sus gritos y su forma de hacer llamar a la dueña, pero tuvo razón en hacerlo, ya que el error si estaba en el cocinero, tanto que había tenido que correrlo y hablar con ella, lo cual jamás sería algo de lo que arrepentirme, ya que extrañamente nos habíamos vuelto muy buenas amigas poco a pocos, ya que era una clienta bastante frecuente, y ahora una de mis mejores amigas, tanto que sería la encargada de la organización de mi boda, -¡Nirvana!-La salude con un fuerte abrazo y una gran sonrisa, -Perdona la tardanza, estaba en el área de comida y no traía el móvil, pero que bueno que estas aquí-Dije mientras me sentaba en una silla a su lado, -Ya ha pedido? Debes comer primero, que tenemos mucho que hablar, es un gusto tenerte aquí mi organizadora- Sonreí, indicándole a uno de los meseros que se acercaba, ya sabían que siempre que ella estaba aquí tenían que atenderla como si fuera una de las dueñas, además de que me encantaba comer con ella cuando llegaba.
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Mensaje por Invitado Sáb Abr 30, 2016 7:16 pm
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Con el móvil en sus manos, Nirvana se sumergía en las páginas de internet que tanto la distraían en su trabajo cuando no tenía nada que hacer. En el rato que llevaba sentada en su mesa, ya había comprado un vestido y un par de zapatos en Nordstrom, ordenado la comida de un mes de Shamu e incluso revisó su perfil de Tinder, deslizando su dedo a la izquierda para la mayoría de prospectos. Ninguno de ellos se comparaba con el chico que conoció en las citas rápidas de San Valentín. Ese sí era un bombón. Lástima que la ilusión duró tan poco, era demasiado perfecto para ser real. Sorbió del vino rosé que le habían traído hace un momento y lo saboreó en su boca, era suave y no chocaba contra el paladar. Bebió un poco más, concentrándose nuevamente en su móvil, revisando su agenda y asegurándose de que las citas que cuadró en algunas boutiques de la Quinta Avenida estuviesen anotadas con preferencia. Detestaría hacer un escándalo en alguna de ella por la incompetencia de sus dependientas, aunque nunca le hacía daño llevarse algo gratis por la falta de motivación al ser mal atendida. Ya le pasó una vez cuando estuvo en Saks y el gerente tuvo que obsequiarle un par de tenis de la nueva colección de Guisseppe Zanotti además de una gift card de 500 dólares para gastar en lo que quisiera; las alas de los tenis eran adorables y lucían bien cuando vestía de cuero.

Abrió el Snapchat y acomodó su cabello antes de poner su mejor duck face para tomarse una selfie mostrando su mejor ángulo. Duck face de la 1pm., era el título que le puso a la foto antes de compartirla con sus seguidores. Revisó la hora que decía su móvil mientras pellizcaba la ensalada verde que le jsirvieron de entrada, buscó a Jeanette con la mirada pero no la vio por ningún lado, seguramente estaría en la cocina haciendo sus cosas así que volvió a concentrarse en su ensalada que parecía más rosada que blanca por la salsa que tenía encima. Le gustaba comérselas con extra aderezo. Pero ¿Qué culpa tenía? Tenía el apetito de un camionero con gustos refinados. La vida Neoyorquina le ha sentado tan bien.

Iba por su segunda copa de rosé cuando terminó con su ensalada, comiéndose los croutons de último, era un hábito que tenía. La mesera que la atendía, la entretenía con una conversación casual sobre los zapatos estampados que lucía. La morena mostró un interés particular por ellos, así que le prometió que le ayudaría a conseguir un par cuando volviese a pasarse por la boutique donde los compró. La chica se retiró a sus labores y por fin logró ver a Jeanette saliendo de la cocina.  —Jean!— Correspondió su saludo con un abrazo más fuerte y una sonrisa también. —No te preocupes, sé que debes manejar un restaurante y el trabajo es importante.— Volvió a sentarse de nuevo y cruzó sus piernas, sorbiendo otro poco de su vino. —Sí, ya ordené. Sabes lo mucho que me encanta el salmón rosado y más si es una excusa para verte y conversar contigo.— Sonrió de nuevo mientras metía su mano dentro de su bolso para sacar su mini iPad y dejarlo sobre la mesa, acercándoselo a su amiga. —Aquí está todo lo que necesitamos para planear tu boda, desde las flores y los colores hasta la música y el lugar.— Desbloqueó la tableta, abriendo la carpeta de las fotografías y escogió el álbum que contenía diversos lugares que podrían gustarle, después de todo la boda gira en torno al lugar.

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Mensaje por Invitado Sáb Mayo 07, 2016 3:20 am
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La boda, uno de los temas que más rondaban en mi mente todos los días desde que me lo habían pedido, no podía dejar de darle vueltas en mi cabeza a todos esos arreglos que quería, los colores de las decoraciones, los tipos de vestido que tenía en mente, la música, todo, absolutamente todo parecía ir y venir en mi cabeza todo el día, y lo más extraño era que a pesar de eso no parecía distraída, sino todo lo contrario, la felicidad se veía reflejada desde kilómetros de distancia, sobre todo cuando estaba en el trabajo, ya tenía bien elegido lo que se daría de comida ese día, ya había consultado con Vincent y había estado de acuerdo, aunque sus palabras habían sido las de siempre “Lo que más te guste mi amor, quiero que sea la boda de tus sueños”, justo antes de besarme, el solo recordar aquellos momentos hacia que suspirara sin importar donde estuviera, tal vez la boda no me pusiera distraída pero pensar en el sí, el problema es que no era una distracción que me molestara ni siquiera un poco, pero sabía que estando en la cocina debía poner atención a lo que hacía, así que termine de hablar con Henry sobre como quería que le prepararan hoy la comida a Nirvana y Salí a su encuentro, era un poco pasada de la hora en que me había avisado, pero lo compensaría con muchas cosas extras en su platillo favorito.

Cuando llegue a su mesa ya parecía haber comido un poco de las entradas, bueno algo más de un poco, por lo cual después de saludarla me le quede viendo riendo un poco, sabia el buen apetito que tenía, ya muchos años de tenerla seguido en este lugar me habían hecho conocerla muy bien, -Si, además estaba encargándome de compensarte mis minutos de retraso con algo que te gustara, aunque no sé si guardes algo de apetito para la comida principal-Dije sarcásticamente y riendo por lo bajo, ambas sabíamos que era imposible que ella no tuviera apetito, me senté en una de las sillas mientras me servían de mi vino favorito, -Claro que lo sé, es parte de la compensación, te traerán tu salmón rosado, pero preparado de una nueva forma que he probado hace poca y que lo hace aún más delicioso, así que en unos minutos más probaras la gloria-Sonreí-Y a mí me encanta que vengas a verme! Si se pudiera tenerte todo el día aquí conmigo sería lo mejor de la vida-Dije con una sonrisa, de una forma extraña teníamos mucho tiempo que nos habíamos vuelto tan cercanas como si nos conociéramos desde la otra vida, ella sabía lo mucho que la adoraba y que también eso era una de las razones para que le encargara un trabajo tan importante como la organización de mi boda, tome el iPad e hice a un lado la copa, -Sabia que tendría a la mejor organizadora del mundo, por dios todo me encanta!-Hable mientras iba viendo las diferentes fotos de todo, cuando vi los lugares recordé en lo que había quedado con Flo, sobre todo por que varias de las fotos eran iguales a los lugares que había ido, -Es demasiada coincidencia, pero justo estos tres lugares de las fotos son lo que fui a ver con Flo, la madrina de la boda! Quería preguntarte a ti también ¿cuál te parece mejor?-Dije mostrándole las tres fotos para que me ayudara a decidir, Fleure y yo habíamos quedado aun con la duda de cuál elegir, los tres eran fantásticos, pero necesitábamos a alguien que nos diera la decisión definitiva, y quien mejor que mi organizadora y amiga.

Después de hablar todo sobre el lugar llame al cocinero para que trajera especialmente la comida hasta la mesa, era un platillo que aún no habíamos mostrado en la carta, así que quería que supiera bien quien lo había hecho, para que pudiéramos agradecerle cuando viera el rostro de felicidad de mi amiga al probarlo, -Nirvana, él es Henry, y fue el encargado de preparar el salmón del que te enamoraras justo en unos minutos-Sonreí, y ya que dejo el platillo lo despedí con un asentimiento, esperando después a que ella fuera la primera en probarlo, tenía que ver su reacción y ya después comería el mío, nos daríamos un rato de disfrute de comida antes de continuar con la organización, ya que yo también tenía demasiada hambre en estos momentos.
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Mensaje por Invitado Lun Mayo 09, 2016 12:59 am
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Disculpa, ¿Tú sabes que es lo que le ponen a este vino? Porque está buenísimo.― Le preguntó a la mesera que servía su tercera copa de rosé no sin antes arrastrar algunas de las palabras que dijo. Se notaba que la  bebida empezaba a tener efecto en la rubia y eso que era temprano todavía. La chica negó y se retiró, dejando a Nirvana sola y riéndose por lo que acababa de preguntar, era obvio que traía alcohol y algún colorante que le daba ese color rosa pálido pero aun así estaba bueno. Menos mal había comido esa ensalada, de lo contrario ahorita tendría los sentidos en alguna parte y no podría concentrarse en el verdadero propósito de su visita, tal vez lo mejor era bajarle un poco a las copas y comenzar a beber agua o leche, para que le pase rápido el efecto. Decidió que no tocaría la copa que recién le sirvieron, ya que prefirió esperar la compañía de Jean para hacerlo y mientras tanto se entretuvo de nuevo con su móvil, tomándose más fotografías para su Snapchat y enviándole algunas a Manu para hacerla reír, su amiga siempre sabía cómo usarlas en su contra cuando le negaba algo.

Nirvana frunció el ceño un momento cuando miró a Jeanette reírse y luego bajó la mirada hacia el plato vacío que había frente a ella, la volvió a mirar haciendo un puchero. No podía evitarlo, comía como camionero cuando se le abría el apetito y aun así no engordaba ni un gramo. Dichosa ella por su metabolismo acelerado, de lo contrario andaría rodando por donde caminase.  ―Tan considerada ella y ¿Me has visto comer? Siempre tendré apetito.― Enfatizó el siempre, señalándose a sí misma, como si dejase en claro el punto que quiso exponer. Ella siempre tendrá hambre aunque diga que no. ―Salmón rosado preparado de una nueva forma…― Repitió sus palabras con una ligera sonrisa. ―Me hace sentir especial saber que seré la primera en probarlo, podría acostumbrarme a vivir de catar platillos nuevos.― Agregó haciendo una mueca divertida. En algún momento de su vida, considero con seriedad el convertirse en catadora de platillos, tomando en consideración su adoración con la comida y lo mejor de todo es que ganaría dinero haciéndolo, era como estar viviendo en una mejor versión del cielo. ―Y me tendrás contigo, todos los días mientras dure la organización de tu boda, así que ve haciéndome un espacio en tu sofá para dormir.― Le miró divertida pero luego hizo una mueca negando levemente, sabiendo lo peligroso que podría ser dormir en su sofá. Una vez Fló le contó a ella y las demás sobre las hazañas que hacen Jean y Vincent cuando están solos en casa, así que el sofá pudo haber sido testigo de una o tal vez más, así que pasaría de esa idea. Agarró el iPad de manos de la rubia y se fijó en las tres fotografías que le mostró, mirándolas con cuidado y analizándolas también, todos los lugares eran hermosos y cualquiera podría servir. ―Tomando en cuenta la época del año en la que estamos, te recomendaría el jardín botánico o la hermosa playa de Los Hamptons pero en mi opinión prefiero el jardín botánico, todo sería más orgánico y casi de cuento de Disney.―  Dijo con una sonrisa mostrándole nuevamente la fotografía del jardín botánico. Tenía conocimiento de que alrededor de esta época, muchas bodas se llevaban a cabo en este lugar, volviéndose muy popular entre las parejas. ―¿Te la puedes imaginar? Porque yo sí. Ustedes dos, dándose el sí debajo del más hermoso arco de flores que jamás hayas visto.― Sonrió un poco más y le narró las cosas de una manera en las que pudiese imaginárselas y palparlas a la misma vez.

Agarró su copa de rosé y sorbió, dándole un trago, observando como el chef ejecutivo salía de la cocina con una bandeja, en la cual sospechaba que traía la nueva versión del salmón rosado que comería. ―Hola, Henry, un placer y gracias por cocinar mi almuerzo, huele riquísimo.― Saludó amable al chef y le sonrió, tras acercar su nariz al salmón rosado aspirando el delicioso aroma que desprendía; olía a una mezcla de finas hierbas y cítricos también. Tomó los cubiertos que tenía al lado y cortó un trozo del salmón, pudiendo notar lo suave que estaba y el hermoso color que tenía por dentro, esperaba que supiera tan bien por dentro a como se veía por fuera. Masticó el primer bocado lentamente, pudiendo así saborear cada uno de los sabores, podía sentir el ligero toque de cítrico que tenía al igual que el marinado de hierbas que cubría la piel. ―Estoy teniendo un orgasmo en mi boca, ¡Esto esta delicioso!― Apenas se le podía entender lo que dijo, ya que estaba muy ocupada masticando y rellenando su boca con más del salmón pero su expresión facial lo decía todo.

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Mensaje por Invitado Vie Jun 03, 2016 1:55 am
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Conocía muy bien a Nirvana después de todo el tiempo que tenia de conocerla, y me encantaba pasar tiempo con ella, sabía muy bien lo que le gustaba, sobre todo porque venía seguido a comer a mi restaurante, era una de las clientes más frecuentes que teníamos, era raro el mesero que no la conociera, sobre todo porque cada que venía también era a visitarme, haciendo que me sentara a comer con ella alguna de esas ocasiones, me sorprendía mucho el apetito con el que la rubia contaba todo el tiempo, era sorprendente sobre todo porque jamás la había visto subir nada de peso, al verla de esa forma no pude evitar reírme y aun más al ver su puchero tan tierno frente al plato de comida, -Si, creo que te he visto comer bastantes veces, y sinceramente me sorprendes mucho, comer así sin subir de peso es un regalo del cielo- La sonrisa seguía posicionada en mi rostro, mientras me sentaba en una de las sillas, sabía que sorprendería a mi amiga con eso del platillo, era raro innovar con platillos ya establecidos, pero a veces se me daba el hacerles arreglos para que mantuvieran el sabor excelente pero se le agregara otro, una combinación que aumentaba el placer al comerlo, precisamente lo que había hecho con el que le traerían, -Así es,  es tu regalo por ser una de las clientes frecuentes y ser la mejor amiga, madrina, organizadora de bodas de la dueña del lugar-Bromee con mis últimas palabras, agregando una corta risa, para continuar respondiendo a lo que decía, -Pues no es mala idea, ganas dinero por comer, y sin engordar… el trabajo perfecto-Confirme divertida, imaginando tenerla aquí siempre probando cada platillo nuevo que hacía, vaya que sería divertido, y sería una gran compañía para mí, -Pues por mí no habría problema, solo espero y no te moleste el ruido- Le dedique un guiño después de aquellas últimas palabras mencionadas, y comencé a reír por unos segundos, observando su reacción aunque sabía que se imaginaba a que me refería, bueno más bien estaba segura que lo sabía.

Mientras esperábamos a que Henry trajera la comida comenzamos a ver la organización, era la razón por la que estábamos aquí sentadas, así que no queríamos perder más tiempo, observe con atención cada una de las fotos que me mostraba, eran tan bonitas y solo me hacían pensar en lo hermoso que quedaría todo ese día, estaba segura que ella se encargaría de que fuera la boda de mis sueños, -Entonces será el jardín botánico, siempre he soñado que mi boda seria en un lugar así con el pasto verde y árboles, en el atardecer, todo hermosoo-Suspire al mirar de nuevo las imágenes de ese jardín, era totalmente perfecto para lo que quería, claro que podía imaginarme las cosas, escuchar esas descripciones me hacía verlo con más facilidad como si realmente estuviera frente a mis ojos, aquella imagen hacia que de mis labios saliera aquel suspiro de emoción, -Me encanta, realmente me encanta, sabía que podía confiar en ti para hacer aún más perfecta mi boda-Agradecí con una gran sonrisa, sin duda no podría haber elegido a una mejor organizadora. Detuvimos todo lo demás que veíamos cuando llegaron con la comida, tal y como lo había pedido el cocinero estaba aquí para poder observar la reacción de nuestra clienta ante tal platillo, aunque estaba segura de que le encantaría, escuche como le agradecía, “No necesita agradecer, es un placer para mí que sea usted la primera en probarlo” respondió Henry amablemente, con una inclinación mientras dejaba los platos sobre la mesa, sin duda se veía delicioso, igual al prototipo que había logrado por fin hace días, dure una semana buscando la mezcla perfecta para mejorarlo, y hasta hace poco lo logre, mostrándole a Henry como hacerlo para que fuera el quien lo cocinara hoy para Nirvana, observe con atención su reacción al probarlo, era tal y como la esperaba, jamás me decepcionaba cuando se trataba de comida, sin duda seria uno de los platillos más vendidos de ahora en adelante, -Te dije que te encantaría, mis innovaciones siempre son buenas, pero debo aceptar que hasta ahorita esta ha sido una de las mejores, de ahora en adelante tanto tu como los demás podrán disfrutar de el cuándo quieran-Sonreí, sin dejar de observar como degustaba del platillo, despedí al cocinero y comencé a comer el mío, era lo más delicioso de la vida, podía comerlo todos los días sin que me enfadara su sabor, ni siquiera dijimos una sola palabra durante un buena rato, estábamos ocupadas degustando el nuevo estilo de salmón rosado, y aquella bebida acompañante que combinaba a la perfección; Sonreí hacia mi rubia amiga cuando termine el ultimo bocado, -Bueno, creo que debemos continuar con la organización, ahora será mucho más feliz después de deleitar nuestras bocas con ese platillo-Mencione, llamando al mesero para que se llevara los platos, y pidiendo más vino, -Pero no podemos hacer nada sin más de esto-Dije riendo un poco al pedir otra botella, -Que es lo que sigue? –Pregunte, esperando a que me dijera que más debíamos buscar, ya teníamos el lugar, el color, así que ahora estaba segura que seguían los utensilios, mesas y sillas o bien también podíamos continuar con la decoración del lugar, ya ella vería que era más conveniente hacer primero.

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Mensaje por Invitado Lun Jun 06, 2016 1:59 am
Sophisticated mood swings
Nirvana no conocía la palabra pena, algo que no iba con su personalidad y que su horóscopo tampoco le permitía tener, sobre todo cuando se trataba de comida en un restaurante elegante en la quinta avenida o el centro de Manhattan. Sabía usar sus modales en la mesa y aun así ordenaba el platillo más suculento del menú o que solamente un hombre podía comer. Literalmente vivía para comer y estaba comprometida en una relación seria con los brownies. Muchas veces maldecía a quien sea que los haya creado. —Créeme, yo muchas veces me he hecho la misma pregunta pero creo que son los buenos genes.— Contestó mirándose el estómago y se rió, tocándose unos rollitos que no tenía, siendo su abdomen plano lo único que encontró. Tal vez el vivir en un cuerpo nuevo trajo consigo esa ventaja y otras que probablemente aun desconocía pero que estaba emocionada por descubrir. —Sabes que tu restaurante es el único lugar que me hace comer carne roja, porque el filet mignon es deliciosio.— La rubia era más de carnes blancas y pescado pero nunca rechazaría una buena carne que supiera tan bien. —Me alegra mucho ser todo que acabas de decir, porque en realidad me gusta mucho ser tu mejor amiga y todo lo que quieras.— Ladeó el rostro y sonrió de lado, sintiéndose agradecida por el grupo de amigas que tenía. Existía diversidad entre ellas, tenían personalidades diferentes y venían de diferentes partes, y al final del día seguían siendo mejores amigas al complementarse y completarse. —Sería la envidia de todos los comelones y yo solamente les restregaría lo bien que me va.—  Volvió a reír, imaginándose una vida en la que no tendría que hacer otra cosa que no fuese comer. Comería de todo y sin sentirse culpable por hacerlo. Incluso le serviría de preparación para concursos profesionales de comida. —Guárdate los detalles por favor.— Le miró seria, levantando una mano en el aire para detenerla ahí. Lo que menos quería era saber sobre la vida sexual de su amiga, no era la hora ni el momento para tener esa conversación. Aunque Emanuela era la única que compartía esos detalles con ella y eso era porque ambas habían bebido suficiente vino como para tenerla.

Con el iPad en manos, se aseguraba de anotar cada una de las cosas que Jean iba aprobado sobre los planes de su boda para después contactarse ella misma con los proveedores para conseguir lo que la novia quería. No era la primera vez que se le encargaba la organización de un evento de gran escala, así que sabía trabajar bajo presión y soportar noches de desvelos además de saber manejar un poco del estrés ajeno, por eso era que prefería hacerlos por su cuenta. De esa manera trabajaba a su ritmo y de que ningún error se ha cometido en el proceso. —Por eso lo sugerí además de que Brooklyn se está poniendo muy de moda para bodas.— En los últimos años la popularidad de Brooklyn había ascendido, volviéndose uno de los barrios más cotizados para vivir y abrir un negocio, así como la demanda de bodas en este particular sitio turístico. —Debo darte las gracias a ti por depositar tu confianza en mí al permitirme planear el evento más importante de tu vida.— Sonrió con sinceridad, sintiendo como una sensación de humildad la cubría como si fuese un manto. Era la primera vez en la que realmente sentía que alguien apreciaba los gestos que hacía hacia esa persona. No podía asemejarlo con su trabajo porque eran dos escenarios completamente distintos que no tenían  puntos de comparación.

¿Cuántas estrellas Michelin le ha dado tu restaurante a Henry? Porque es una dulzura y cocina exquisito.— Le preguntó a la rubia que tenía en frente mientras cortaba otra trozo del salmón, el cual se deshacía como mantequilla en su boca al comerla. Mientras más comía del pescado, más se convencía de que en realidad podía dedicarse a ganar dinero fácil degustando comida. Le estarían pagando por hacer algo tan sencillo que resultaba ser una de sus cosas preferidas. —No me digas eso, Jeanette, que si sigo alimentándome de esta manera, no podré entrar en el vestido de látex que compré para estrenarlo y será tu culpa.— Dijo con voz seria y frunciendo el ceño. Nirvana se soltaría en llanto si llegase a romper el cierre del vestido al intentar ponérselo. Lo compró porque Khloé Kardashian lo hizo ver cool en un evento en Las Vegas y ella quería probar que se sentía ponerse uno. Pero sabía tan bien que terminaría de comérselo sin sentirse culpable por hacerlo. —La próxima vez recíbeme con una ensalada.— Mencionó entre risas, bebiendo el último sorbo que quedaba de rosé en su copa. —Ya tenemos el lugar que es lo más importante, así que sugiero que veamos la decoración, porque de ahí partiremos con las demás cosas.— Respondió mientras cogía su tableta otra vez y abría una carpeta nueva de fotografías, la cual contenía diferentes tipos de decoraciones que podrían verse elegantes al aire libre. —¿Qué te parece este?— Le mostró una fotografía en la cual podía apreciarse una decoración a base de cortinas blancas que formaban una tienda con pilares y con algunos candelabros en lugares estratégicos.
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