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Mensaje por Invitado Sáb Mar 26, 2016 11:32 am

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Jardín Botánico de Nueva York · 26/03/2016 · 18.30

Voces se escuchaban a lo lejos mientras sus pies se movían lentamente por el sendero exclusivo para acceder a aquel lugar, la luz que en aquel instante era más artificial que natural oscilaba en matices de acuerdo a donde el punto focal se encontrase siendo parte también del espectáculo que en la lejanía se llevaba a cabo. Un paso decidido y firme sin embargo eso no le restaba fluidez y ligereza en contraste a la propia expresión que solía tener en su rostro, pulcra y seria como claramente todos lo veían, una imagen de la cual jamás se había preocupado de pulir o siquiera adoptar, una máscara perpetua por la eternidad.

Las manos descansaban en los bolsillos de sus jeans color petróleo que calzaba mientras la brisa se sentía como terciopelo al acariciar sus mejillas, un toque inesperado pero sumamente gratificante que agradecía internamente. Odiaba cualquier manifestación climatológica que estuviese exagerada y aunque pareciese gracioso buscaba siempre el término medio, templado a más no poder propiciando un estado de complacencia para sus sentidos, sumamente estimulados con el aire de una nueva vida.

El ambiente varió de un momento a otro a la par de sus pisadas y movimientos, ya no era una imagen lejana sino una realidad palpable el encontrarse dentro del Jardín. Todo era tangible y por lo tanto coartaba cualquier intención de improvisar o dejar andar la imaginación en pro de una fantasía irrisoria, un escape de la realidad presente y por tanto un refugio para cualquier mente lo suficientemente atormentada para recurrir a aquellos artificios propios de la dicotomía del consciente e inconsciente.

Observar a su alrededor generaba más interrogantes que estaban intrínsecamente ligadas a la pregunta original, inicio de todo, estado primigenio de sus actuales dudas existenciales: ¿Qué hacía en aquel lugar? .Inundado por una presión extraña y molesta en el pecho decidió moverse siendo el único acto inteligente para proceder en estas situaciones, desplazarse por la vía que identificó como menos transitada y llegar a la salida con el fin de terminar con aquella transición irrelevante y sin sentido.

Estímulos visuales por doquier le invadían en su camino y eso comenzaba a hacer mella en su interior, en la propia seguridad de su persona y que por tanto hacía flaquear la templanza de la cual solía echar mano la mayor parte del tiempo. Un brillo inesperado impactó en sus ojos obligándole a entrecerrarlos como acto reflejo lo cual tras enfocar la mirada en un punto en particular obtuvo una visión más completa de qué es lo que sucedía: Imponente se alzaba una construcción que utilizaba un cuerpo sólido para reflectar un haz de luz en distintas vías, una de ellas impactando en su rostro por encontrarse situado precisamente en su camino. Caminó lentamente hacia el origen de aquel fulgor donde de un momento a otro se encontraba envuelto en un tenue resplandor y una variedad de aromas ascendiendo hasta su nariz: rosas, amapolas y crisantemos en su mayoría podía identificar al recurrir a las memorias sensoriales que residían en su interior, otras eran hierbas que acompañaban a aquellas flores en contrastes de colores, formas y olores.

Descansó la espalda en uno de los pilares que sostenía a la estructura en la cual se encontraba, la cúpula encima de su cabeza proveía una sombra que se extendía al paso del Ocaso mientras sus ojos se posaban en la extensión de la misma. A pesar de ser la primera vez que se encontraba en aquel lugar había algo en él que lo hacía sentir como propio, un escalofrío que enviaba una corriente eléctrica a través de su cuerpo estimulando cada una de las células que lo componían, aquella sensación de comprender algo a un nivel inconsciente más ignorando todo en el consciente actual. Por algunos minutos simplemente se dejó embriagar por lo que a su alrededor se encontraba, necesitaba conectar algunos puntos para formar una opinión y con suerte discernir qué es lo que sentía con respecto a aquel lugar, claro está aquello sería posible de estar en completa armonía e ignorar el hecho de que no se encontraba solo en aquel lugar.
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Mensaje por Invitado Miér Mar 30, 2016 2:00 pm

Grenadine sunshine


Extrañaba Brasil; sobretodo en momentos como aquel, cuando su cuerpo tiritaba por el frío ambiente que reinaba en Nueva York, tan distante al de su hogar. Y se supone que ya empezó la primavera, pensó, aunque sabía que el frío seguiría presente por unas cuantas semanas más antes de pasar a ser más tolerable. Extrañaba la calidez que sentía sobre su piel cuando el sol la bañaba con sus rayos, aunque tampoco iba a negar que le había encantado vivir el invierno ahí, cuando los copos de nieve comenzaron a caer del cielo para cubrir la ciudad de aquel magnífico manto blanco.

Había salido del departamento que compartía con su novio un par de horas antes, dejándole un post-it pegado al refrigerador para avisarle que regresaría a la hora de la cena aunque a estas alturas ya se encontraba retrasada y hasta le sorprendía no tener ningún mensaje en su móvil. Su etapa de duelo había evolucionado de manera anormal, pasando de no querer salir de debajo de las cobijas a no soportar estar todo el día encerrada; había caminado un par de calles hasta llegar al metro para posteriormente tomar el primero que pasó por la estación, sin detenerse si quiera a revisar hacia dónde se dirigía. Así era que había llegado al Bronx, cosa que su novio desaprobaría, alegando que lo primero que le sucedería sería el ser asaltada, como mínimo. Aquello no le preocupaba en realidad, ya después de todas las desgracias que le habían ocurrido; su mente era un amasijo de pensamientos que iban y venían sin sentido, todos ellos sobre los que recién habían sucedido. Recién… Había perdido inclusive el sentido del tiempo, el asesinato de su padre estaba a un par de días de cumplir un mes.

—¡Ay! —se quejó. Había olvidado que las rosas tenían espinas y ahora brotaba de su dedo un hilo de sangre color escarlata. El pequeño grito que escapó de sus labios logró alterar el tranquilo ambiente que la rodeaba, al menos eso fue lo que supuso. —Lo lamento. —se excusó ante el chico que se encontraba a un par de metros de ella; la rubia lo había visto al llegar al lugar. Llevó el dedo a sus labios, logrando hacer una mueca al sentir el metálico sabor de la sangre.
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Mensaje por Invitado Vie Abr 01, 2016 9:38 pm

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Jardín Botánico de Nueva York · 26/03/2016 · 18.30

El aroma de las flores a su alrededor era agradable, no podía negarlo, a pesar de ser alguien que no acostumbraba a visitar lugares de aquella índole conocía a cada ejemplar que se encontraba allí, quizás tenía mucho que ver el hecho de que su madre tuviese un jardín el cual cuidaba a diario y a veces parecía atraer más su atención que la propia vida que tenía la mujer. Siempre le prestó atención a aquel detalle por lo cual, en gran parte motivado por la curiosidad decidió involucrarse en aquella actividad y así discernir acerca de qué es lo que podría mantener a su madre tan ocupada y concentrada. Su Invernadero parecía ser todo para ella más el joven Wilhelm no lograba comprender la importancia que podrían simples flores, entendía la belleza de las mismas y el carácter de ser vivo que poseían sin embargo nada le parecía realmente suficiente importante para prestarle mayor atención de la que necesitaban, o bien, merecían.

Por otro lado, el conocimiento no sólo venía de la práctica sino también de la teoría por lo cual el resto de flores y plantas que reconocía procedían de su memoria en la cual se encontraban dispuestas para su utilización en cualquier momento. Como Nigromante tal información era necesaria considerando que algunas pociones requerían cierto ingrediente que a pesar de ser común ofrecía ventajas y características que nadie se imaginaría pudiesen tener, claro está, si se mezclaban de cierta forma o se utilizaba tal parte de la misma con un fin claro y determinado. A su juicio no sería un crimen obtener una pequeña porción de algunas flores y plantas que sólo se encontraban en aquel lugar, si bien inicialmente su intención no estaba clara así como su propósito no necesitó más de unos minutos en aquel lugar para llegar a una conclusión.

Una Amapola había sido su primera elección la cual había cortado desde raíz, nadie notaría su ausencia considerando que alrededor de la misma crecían muchas más. Su colorido se asemejaba a la sangre misma y es que la tonalidad carmín era intensa en sus pétalos, por sobre todo, atrayente lo cual hacía que la misma fuese digna de admirar, y así lo hacía, aunque su intención fuese más práctica que meramente observadora. Descansaba sobre un pilar tras aquella hazaña donde sus orbes que imitaban al cielo iban de un lado a otro buscando una próxima víctima por así decirlo, esta vez se había detenido en las Hortensias que a pesar de no representar una rareza en cuanto a su frecuencia su colorido resultaba atrayente, un azul tan pálido que debería pertenecer más a una visión onírica que a la realidad misma. Su intención era tomar otra sin embargo no consideró que aquel lugar podría albergar a alguien más, era posible, absolutamente, sólo que se había acostumbrado a la soledad que promovía el hecho de que el sol estuviese descendiendo.

Decidió quedarse tal cual como estaba para darle tiempo a las personas a retirarse de una vez, no dudaba que no tardía mucho considerando que el Ocaso siempre producía aquel efecto en las personas, temerosas de la ausencia del Astro Rey en contraste a la vastedad de una oscuridad soportable, ni siquiera profunda al tener a la Luna como protagonista de la misma. Un grito le obligó a salir de su aparente ensimismamiento captando su atención hacia una chica a escasos centímetros de distancia, fingir qué tenía toda la situación clara no era de su interés más al observar sus movimientos le fue evidente discernirla: se había clavado con una espina de una rosa lo cual al rasgar su piel la sangre brotaría. Le pareció curioso el hecho de que se disculpase con él –y lo atribuía únicamente a su persona considerando que alrededor no había nadie más- por algo en lo que no tenía que ver sin embargo asintió a modo de respuesta, al menos, naturalmente se le daba actuar de aquella forma-Descuida, ¿Estás bien?-aventuró de un momento a otro, no era algo realmente de preocupación pero posiblemente estaba hablando su lado más altruista, aquel que pertenecía a su faceta de Enfermero, o simplemente, estaba intentando propiciar una situación  de comodidad para que la chica se retirase y le permitiese proseguir con su tarea-Por tu grito no parece que sea así-agregó como si fuese evidente.
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Mensaje por Invitado Miér Abr 13, 2016 8:37 pm

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¿Qué hacía realmente en aquel lugar? Si se proponía a pensar detenidamente en una respuesta lo más seguro era que no la obtuviera, al menos no nada más allá del pensamiento egoísta, y tan distante a su carácter normal, que la había llevado hasta ahí. Ni siquiera se había puesto a pensar en su madre, o incluso en su hermano, la rubia no había sido la única en perder a su padre. —Estoy bien. —mostró una débil sonrisa mientras terminaba de girar su cuerpo en su dirección, su voz había sonado entrecortada demostrando la mentira que acababa de decir y no porque fuera a tener una hemorragia y a morir desangrada ante el leve corte que se había hecho en el dedo sino porque se encontraba herida emocionalmente y aún no sabía cómo lidiar con eso. Estaré bien, eventualmente.

Se encogió levemente de hombros, manteniendo aún la débil sonrisa, y elevó su dedo frente al extraño chico. —Solo fue un rasguño, ¿no? —mencionó. En el centro de su dedo índice se apreciaba todavía una pequeña gota de sangre, nada de qué alarmarse en realidad. —Tiendo a ser dramática, lo lamento. —musitó, mordiéndose el labio con un ligero nerviosismo. Vaya que estaba diciendo la verdad; tenía la tendencia a decir que la D que representaba su segundo nombre era por Drama, como si fuera necesario hacer hincapié en algo así una vez que se le conoce, su vida estaba llena de matices que tenía por descripción aquella palabra.

—¿Ya habías venido antes? —preguntó, atrevida, apenas un par de segundos después. Danaé había encontrado la manera de evitar estar sola con sus pensamientos, al menos por un par de minutos, posteriormente podía ocuparlos para rezarle a la reina de las hadas de regreso a su departamento en Manhattan, tal vez así corría menos riesgo de que la asaltaran en el metro. —Es todo muy hermoso. —esta vez su sonrisa se extendió más de lo que lo había hecho previamente, giró su cuerpo para darle la espalda y acariciar con la yema de sus dedos el pétalo de una rosa. Hay que alejarse de las espinas.

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Mensaje por Invitado Vie Abr 15, 2016 3:14 pm

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Jardín Botánico de Nueva York · 26/03/2016 · 18.30

Esperaba que la gente se retirara del lugar, después de todo no faltaba mucho para que cerrasen las puertas y todos debiesen abandonar, por su parte era el momento preciso para adjudicarse con algunas muestras del lugar. No había nada más que ver alrededor que plantas y flores por lo cual le parecía extraño que las personas se tardasen más de lo necesario en estar allí, él lo estaba haciendo pero tenía una tarea entre manos que le obligaba a ello pues de lo contrario se habría marchado hace mucho.

La compañía no era bien recibida tan sólo porque estaba dificultando su trabajo y colocando en peligro su anonimato por lo cual cambió su táctica y más bien se haría pasar por un observador más-Ya veo-agregó en respuesta a las palabras de la chica, no le parecían palabras seguras pero ¿Quién era él para dudar de alguien que no conocía?. Se limitó a descansar las manos a sus costados mientras el tiempo transcurría entre ambos.

-Pues vaya que rasguño-
dijo con una sonrisa un tanto burlona debido al grito que había proferido, se veía una marca de sangre que claramente denotaba que no era nada grave, al contrario demasiado superficial más podía entender que algunas personas eran más sensibles que otras, y ella parecía tenerlo a montones, claro está era un juicio rápido y sin fundamentos, totalmente subjetivo. –Descuida, supongo que todos lo podemos ser en algunas ocasiones, otros con mayor recurrencia-se encogió de hombros, por su parte no había tenido la oportunidad de serlo ya que su vida siempre había sido lineal, plana.

-No, es primera vez, sin embargo nada de aquí me es indiferente, es casi como lo conociera desde siempre, ¿No te sucede aquello?-por supuesto que no, él estaba comparando el lugar con recuerdos de su vida pasada, ya que claramente ahora tenía otra vida, después de la muerte. Si bien todo el lugar era sorprendente dado que sus ojos se posaban por primera vez en ellos cada especie parecía estar almacenada en su cabeza, con tan sólo verla venía su nombre y una ligera descripción lo que indicaba que era un erudito en el tema de la botánica. Por la razón o la fuerza. –Son flores después de todo, ¿Hay alguna que no la sea?-y lo decía en serio, reconocía la belleza en cada una, por muy simple que pudiese lucir más la verdad ninguna lo era, todas tenían una compleja estructura por lo cual relegarlas a la descripción de “simple” era un insulto. Se aclaró la garganta y se acercó hacia ella observando sus movimientos-Cuidado con las espinas-aventuró previniendo, sabía que sería reiterativo pero consideraba que no estaba de más-¿Has visto todo el lugar ya?-preguntó sin mucho interés.
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