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Everybody wants to rule the world | Indigo W. Hadley

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Mensaje por Invitado Jue Abr 07, 2016 12:55 pm
·Bosque Black Creek, norte de Manhattan.
·Alrededor de las 12:45.

La lluvia ni siquiera respetó que estuvieran enterrando a mi padre. Pero eso no voy a saberlo nunca. Ahora amo la misma lluvia que odié, y aunque yo no lo recuerde, ahora me siento libre. Siento que puedo tocar el cielo con los dedos cuando alzo los brazos y dejo que las gotas se deslicen sobre ellos. Siento que puedo volar cuando corro junto a los ciervos a velocidades que jamás me hubiera podido imaginar en mi otra vida. Siento… A pesar de todo, siento.

Una vez más, y después de todo, la vida —o no— decidió  darme una segunda oportunidad. A veces entro en pánico al recordar que no tengo recuerdos, que no sé quién soy. Por otro lado, no obstante, soy consciente de la tremenda tranquilidad mental que supone no tener una tortura constante machacándome la mente con antiguos errores y equivocaciones, estrés, preocupaciones y la sensación de que se me está olvidando algo importante. Y tengo a Alan, que siempre me ha tratado bien. A pesar de todo, soy feliz.

Cuando mis demonios sin nombre me atacan —sobre todo por las noches— hay una parte de mí que no siente miedo, sino rabia, como si esa parte sí recordara todo lo que yo no soy capaz. Tengo la sensación de que soy una bestia enjaulada a la que intentan liberar, pero cuyos métodos la enfurecen más que alentan. Alan me suele decir que es normal, y que seguramente esa parte de la que hablo no sea más que yo misma comiéndome la cabeza más de lo debido. Quizá tenga razón.

Lo que sí es realmente cierto es que no todos los demonios viven dentro de mi cabeza. Algunos son tan reales que, literalmente, me persiguen. El que me está persiguiendo ahora es tan horrendo que tengo, a partes iguales, la sensación de adrenalina quemándome las venas y la paralización del cuerpo más dolorosa. Esto no es un ciervo, un conejo. No le puedo clavar una flecha ni tampoco lo puedo espantar con fuego como a un oso. No es el primero que me persigue, pero siempre tengo el mismo miedo a encontrármelos. Tal vez algún día acaben atrapándome. No lo sé.

¡FUERA! —le grito en un arranque de coraje al darme la vuelta para encararlo.

Obviamente, el horror me manda a paseo y extiende una mano hacia mí. Al intentar esquivarla me resbalo de la gran raíz en la que me había subido y caigo de espaldas. El golpe me deja atontada y empiezo a verlo todo de forma borrosa. Ni siquiera con la abundante luz del medio día logro descifrar qué son exactamente las manchas que ven mis ojos. De pronto una gran mancha, el miedo, se cierne sobre mí y segundos después me hallo en pleno casco urbano con miles de personas y vehículos ruidosos a mi alrededor, mirándome horrorizados unos, riéndose otros. El miedo es tan grande que empiezo a gritar de puro pánico.


Última edición por Mara Anabelle Brown el Sáb Abr 23, 2016 8:32 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Invitado Vie Abr 22, 2016 10:05 pm
La oscura capucha de su chamarra cubría su cabello, pero eso no había evitado que se mojara bajo la lluvia; a decir verdad el delgado cuerpo de la chica se encontraba empapado de pies a cabeza y no había cosa que le importara menos en aquellos momentos, o en cualquiera, el evitar pescar un resfriado nunca se encontraría entre su lista de prioridades ahora que estaba muerta. Indigo siempre había tenido preferencia por el horario nocturno cuando de cazar miedos se trataba, pero aquella vez se encontraba haciendo una excepción —tampoco es que fuera la primera vez—. Se encontraba parada frente a los restos de lo que había sido un campamento; el fuego había sido apagado por la reciente lluvia pero aún podía verse el humo residual que escapaba hacia el cielo, pero aquello no era lo que tenía su atención sino el par de cadáveres que reposaban a un par de metros de éste. Ambos eran jóvenes, probablemente no pasaban de los treinta, y habían muerto en circunstancias completamente diferentes; el que se encontraba más cerca de la rubia bien podría haber sido atacado por Jack el destripador, de no encontrarnos en una época totalmente diferente y porque el campista distaba mucho de ser el tipo de presa del inglés, el otro chico no tenía alguna marca visible que pudiera dar alguna pista sobre su muerte mas que la aterrada y ahora vacía mirada que le dedicaba al cielo. Su miedo debió de haber sido más psicológico que físico.

Un grito, que no le sonó tan lejano, sacó de sus ensoñaciones a Indigo; la rubia no pensó ni dos veces antes de salir corriendo hacia la dirección en donde lo había escuchado, no iba a permitir que aquel miedo se cobrara otra vida. Sostenía en cada una de sus manos uno de sus cuchillos de luna creciente, los aferró aún más en cuanto visualizó la tan conocida bruma oscura alrededor de una chica; era imposible el deducir la clase de cosas que el miedo estaba metiendo dentro de la mente de la castaña, pero debían de ser bastante horribles como para hacerla gritar de aquella manera, aunque era precisamente a lo que se dedicaban, ¿qué acaso no tomaban la forma de tus peores pesadillas?

Se tomó el tiempo necesario para reconocer con exactitud el punto en el que debía atacar, que con las décadas que la respaldaban como cazadora aquello no le llevó más que un minuto; entrecerró sus ojos mientras terminaba de acortar la distancia que la separaba de aquella bruma negra y en un movimiento llevó el filo de uno de sus cuchillos hasta él. La bruma se evaporó prácticamente al instante y lo que la chica debió de haber estado viendo también debía de correr la misma suerte. —Estarás bien. —su voz sonó cálida mientras se acuchillaba junto a ella para ayudarla a erguirse; el par de cuchillos habían desaparecido, adornando ahora su cuello como un bonito dije. Su ceño se frunció con ligereza al reconocer el temporizador en movimiento que la castaña lucía en su brazo, reconociéndola como hor. —¿Qué fue lo que le hiciste para que te atacara? —no quería llenarla de preguntas, pero su curiosidad había podido más que ella en aquel momento; los miedos no atacaban a los hors a menos que estos les dieran motivos. Tal vez también sea una cazadora, pensó como explicación más lógica.


Última edición por Indigo W. Hadley el Vie Abr 22, 2016 10:07 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Muerte Vie Abr 22, 2016 10:05 pm
El miembro 'Indigo W. Hadley' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados


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Mensaje por Invitado Sáb Abr 23, 2016 9:14 pm
No sé cuánto rato que he estado tirada en el suelo. Las visiones se han adueñado de mí y ya no sé a qué velocidad ha transcurrido el tiempo, si es que lo ha hecho. Lo único cierto es que a mi alrededor había edificios, semáforos, acera, carretera, pasos de cebra, bancos, animales, plantas, personas. Estaba en medio de todo lo que temo, de todo lo que, de alguna forma, odio. Ese maldito miedo realmente me ha hecho creer que estaba en medio de la ciudad, tanto, que hasta he podido «sentir» el suelo bajo mis pies cuando he caminado. Corrido, más bien. He tenido la sensación de que algo me perseguía. No alguien, no, sino algo. Las personas, incluso los hors, se desplazan caminando, pero esa cosa, aparte de oscura, parecía levitar. Se me han paralizado las piernas del puro miedo. He sentido su presencia cerca, su aliento en la nuca. Entonces he gritado. He gritado tanto que me he hecho daño en la garganta. Y de pronto, cuando parecía llegar a su final, cuando esa bestia oscura se cernía sobre mí con toda su fatalidad, todo se ha desvanecido.

Los edificios han dado paso a los árboles, las miradas inquisitorias a hojas verdes y la bruma oscura se ha clareado con la luz del sol tras la tormenta. Parpadeo deprisa, con fuerza, no me creo que todo se haya acabado en un chasquido de dedos. Estoy tan nerviosa que si me mirara el pecho podría ver cómo éste retumba.

Hay una mujer a mi lado que me habla. Yo, que no quiero otro susto, me aparto en seguida al rodar para un lado. A una distancia más o menos aceptable, me levanto muy deprisa, tanto, que casi me vuelvo a estampar contra el suelo.

¿Quién o qué eres? ¿Por qué estás aquí?

La apunto con una flecha. No quiero arriesgarme a nada más.
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Mensaje por Invitado Miér Mayo 04, 2016 1:42 pm
Matar a un miedo nunca es tarea fácil; tal vez en esta ocasión habría parecido que así era pero era sencillamente porque se encontraba jugando con la chica, mostrándole sus más peores pesadillas, que Indigo pudo aprovechar esa distracción. Las décadas que tenía de experiencia la respaldaban para encontrar su punto débil aunque tenía que admitir que siempre le daban buena batalla, sin embargo para el final del día se sentía satisfecha consigo misma, sabiendo que aquel esfuerzo tenía sus recompensas más allá del otorgarle tiempo de vida puesto que había muchas ocasiones en las cuales podía salvar a alguien de un fatídico destino. Esta no sería la primera vez en la cual alguien reaccionaba de aquella manera, pero se podía notar la sorpresa en el rostro de la rubia ante sus movimientos, sus cejas se habían alzado con ligereza y sus labios se habían torcido en una mueca. —Decir gracias sería lo más adecuado después de que te salvan la vida, ¿no lo crees? —respondió, su mirada volvió a pasearse sobre ella, escudriñando sus acciones.  

Su cuerpo se tensó apenas, sus manos sujetaron con más firmeza los cuchillos en su poder y afinó sus sentidos en caso de necesitarlos. —No estoy aquí para pelear contigo. —añadió, aunque su postura demostraba que se defendería si ella no le dejaba opción. —Aún hay uno más por ahí, ¿sabes? —ladeó ligeramente su cabeza, a su mente vinieron las imágenes de los dos campistas que había encontrado momentos previos.
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